viernes, 18 de enero de 2008

Equivocos y malentendidos


He recordado un par de equivocaciones o malentendidos, al hilo de un programa de la tele. En dicho programa se veía a un niño que llegaba a casa antes de las vacaciones de navidad y le decía a la madre: "mañana tengo que ir vestido de CASTOR al colegio". La madre se echa las manos a la cabeza (el padre ni aparece) y se pone manos a la obra. Se la ve que busca en Internet cómo son los castores y a continuación con unas alfombras de baño, que previamente tiñe por la noche, confecciona un perfecto TRAJE DE CASTOR. Acaba de dar la última puntada justo en el momento que el inocente niño se levanta para ir al cole a las 7 de la mañana. Se había pasado toda la noche en vela, ¡que no haría una madre por un hijo! Bueno, pues le da de desayunar, le viste de CASTOR, le monta en el coche y le lleva camino del colegio. Durante el trayecto el niño empieza a tararear: ¡¡¡ Castores de Belén, venid a adorar al niño Jesus....!!!
Obviamente tenía que ir vestido de PASTOR (era navidad) y no de CASTOR.

Lo que me ocurrió a mi en su día es que fui a Oviedo a las fiestas de San Mateo con unos amigos y cada uno nos quedabamos en casa de un familiar. Yo de aquella tenía unos tíos y unos primos que vivían cerca de la estación de RENFE (salu2) y me fueron a recoger a la estación. Dejé las cosas en su casa, me dieron dos llaves (la del portal y la de casa) y me marché con mis amigos. Cuando volví de madrugada no tuve problemas para abrir el portal, pero al llegar al cuarto piso la llave ni tan siquiera entraba en la cerradura (y no había bebido). Estuve un rato intentándolo y al final me di cuenta que mis tíos no vivían en el cuarto sino en el quinto. Como una exhalación subí hasta el quinto y abrí la puerta a la primera (menos mal que los del cuarto debía estar profundamente dormidos).

¡ Vivir para ver !

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