Hace poco tiempo en un curso de profesores universitarios una colega nos planteaba el siguiente dilema: "Un alumno había suspendido su asignatura en septiembre con un 4,6. Había ido a la revisión (no había conseguido subir ninguna decima) y planteaba a la profesora que era la última asignatura que le quedaba para acabar la carrera, que le aprobara". El problema "moral" se acrecentaba puesto que había dos alumnos con un 4,7 también suspensos. De alguna manera nos preguntaba qué haríamos nosotros en ese caso.
A mi me recordó al símil político de los Halcones y las palomos/as. En política y en todos los ámbitos de la vida, hay gente "dura" que no se amilana frente a posibles sentimentalismos, sensiblerías o sensaciones de culpabilidad (los halcones) y hay otros que si (las palomas).
Independientemente que es muy difícil dar una respuesta puesto que no tenemos todos los datos para realizar una valoración (por ejemplo, de verdad era la ultima asignatura para acabar la carrera, porque nos cuentan cada bola,...), cada cual tiene un método de evaluación y corrección y de lo que se trata es de aplicar el método, como la justicia (que tiene tapados los ojos para no verse influenciada por el quién).
Lo importante es el mensaje que se quiera enviar, y que el alumno que no estonto sabrá percibir y utilizar en su beneficio.
Por curiosidad al acabar el curso la pregunté a la profesora colega "¿que qué había hecho al final?" Me contestó que había aprobado a los tres alumnos implicados: al del 4,6 que supuestamente era la última asignatura, y a los dos del 4,7 que se habían visto beneficiados y que pensarían que habían llegado los reyes magos en septiembre. La siguiente pregunta fue la titulación que impartía, a lo que la indiqué que esperaba que por lo menos la supieran ejercer correctamente, aún habiendo aprobado "de rebote"..